La cara B del ‘Cine Teen’

La actriz Heather Matarazzo, protagonista de la película "Bienvenidos a la casa de muñecas"

Bienvenidos a la casa de muñecas

«Sensación de vivir» (1990-2000), «Al salir de clase» (1997-2002), «Compañeros»(1998-2002)… ¡Ay, esas series noventeras, qué recuerdos! Esos recortes de revista, citas semanales frente al televisor, comentar qué había pasado en el último capítulo en vez de atender en clase de matemáticas y, muchas veces, soñar (despierto o dormido) que esas cosas te pasaban a ti. Si esperas que «Bienvenidos a la casa de muñecas» (1995) de Todd Solondz, se acerque a cualquiera de esos títulos y/o sus personajes, mejor no sigas leyendo. Tampoco te esperes un argumento adolescente al estilo «El club de los poetas muertos».

Una adolescencia sin granos

Detengámonos en la palabra soñar. Las y los protagonistas de estas ficciones siempre tenían un cutis estupendo, nunca se les veía estudiar (bueno, alguna vez nombraban ese verbo y en algún capítulo caía algún examen). Además, cambiaban más de pareja o ‘rollete’ que de bonobús (parece que el transporte público era algo ajeno a ellos). Igualmente, desprendían una seguridad impropia de un alguien en la ‘edad del pavo’.

Posiblemente, esto se debía a que estaban interpretados por actrices y actores que hacía, como mínimo, habían terminado el instituto 10 años atrás. Y las vidas de sus personajes se asemejaban más a veinteañeros que a quinceañeros. Sin embargo, sus tramas tan poco verosímiles eran a la vez inquietantemente atractivas.

Porque, seamos sinceros, la adolescencia son: cambios bruscos, acné, inseguridades, padres, profes, normas, ilusiones y decepciones. Las mayores emociones suceden cuando suena el timbre que marca el fin de las clases. También son igual de emocionantes los planes que ‘maquinas’ con tus colegas dentro del horario que marcan tus padres. O que suene el teléfono e ir corriendo a cogerlo mientras imaginas quién puede ser. Creo que esto último delata mi edad ¿ahora son ‘Likes’ en Instagram verdad?

La excepción que confirma la regla: «Bienvenidos a la casa de muñecas»

Sin duda, eso es lo que se le puede achacar al ‘cine teen’ de los años 90: esa falta de realismo, esa falta de personajes reales en los que poder verte reflejado, o al menos tu entorno. Por ejemplo, ver a chavales con granos que viven en un piso de barrio, los cuales tampoco tienen ni pajolera idea de quiénes son ni quiénes quieren llegar a ser.

Sin embargo, siempre hay excepciones que se salen de la norma (¡gracias a Dios!). Lo que pasa, desgraciadamente, o al menos en mi época, es que con 14 años solamente tienes el ‘cine mainstream y llegar a descubrir joyas es muy difícil a no ser que alguien te guíe hacía ellas (hermano mayor, el ‘outsider’ molón u otra persona que ya haya pasado por tu misma situación) o por casualidad, como me pasó a mí con «Bienvenidos a la casa de muñecas».

Trailer de la película «Bienvenidos a la casa de muñecas» | Vídeo en el canal «Douglas Adams»

Incomprendida y repudiada

Si habéis oído hablar de Todd Solondz no os sorprenderá que esta película esté hecha por él. Este director está dotado de un humor bastante negro que usa para satirizar el estilo de vida norteamericano y contar el punto de vista de los ‘losers’. El propio director se siente un excluido de la sociedad en la cual no encaja, pero no por ello va a adaptarse a ella.

«Bienvenidos a la casa de muñecas» nos presenta a una paria de la sociedad estudiantil: Dawn, la mediana de 3 hermanos de un matrimonio insatisfecho. Dawn inicia su etapa en la ‘Junior School’ donde es blanco de todas las humillaciones posibles, tanto por parte de los populares como de los malotes (y los profes pasan olímpicamente).

Aclaro que en el sistema americano hay ‘Elementary School’, lo que sería aquí primaria, y la secundaria se divide en dos: ‘Junior School’ y ‘High School’. La ‘Junior School’ comprendería entre los 12-15 años, probablamente la parte más difícil de la adolescencia.

En casa de nuestra protagonista Dawn, no cambia mucho la cosa con respecto a su vida en el colegio: sus padres la desprecian por su modélica hermana pequeña, y su hermano no ejerce como apoyo sino todo lo contrario.

El odio lleva al odio

Dawn no es agraciada, su estilo es de dudoso gusto y no tiene muchas dotes sociales. Pero ella sigue siendo ella misma, no deja de ser quien es. Con imaginación intenta seguir adelante, pero muchas veces todo tiene un límite, y esa frustración tiene que manifestarse de alguna manera en la cual la víctima se convertirá en verdugo.

Y es que la frustración y el odio solamente generan frustración y odio. Es un círculo vicioso que vemos en repetidas ocasiones: los malotes que humillan a Dawn son despreciados por los populares. El hermano de Dawn paga su frustración vital con Dawn. Y todo ese odio volcado el Dawn es vertido por la protagonista en su amigo y su hermana pequeña.

Por primera vez, la protagonista de una peli adolescente americana no es la rubia popular reina de las animadoras, sino su reverso. Dawn, interpretada por una espléndida Heather Matarazzo, representa la parte dura y tosca de la adolescencia que, aun siendo real, no es bonita. Sin embargo, todos pasamos en menor o mayor medida por ella y hace que seamos los adultos que somos.

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Y es que la vida, en su mayor parte de las veces, no es tan sencilla como lo es en ‘una casa de muñecas’. Por eso nos gustan estas propuestas de películas, porque pertenecen a un cine diferente al que no estamos acostumbrados. Además, este cine muchas veces refleja la dura realidad de un modo diferente con respecto al resto de películas, de forma menos ‘idílica’.

«Bienvenidos a la casa de muñecas» habla de incomprensión, de injusticia, de sentimientos frustrados, de personas no populares que nos muestran su ‘mundo de muñecas’. Si te ha gustado esta recomendación, visita más títulos en nuestra categoría blog ‘Un cine diferente’.

Autoría del artículo

-Miguel Entertainment