Un genio, dos entierros

Personajes de la película "Charlot, vagabundo"

El robo del cadáver de Chaplin

Charles Chaplin, el hombre que nos regaló escenas y planos inolvidables y personajes como el entrañable ‘vagabundo’ o el genial ‘gran dictador’ murió el día de Navidad del año 1977. Lo hizo a la edad de 88 años en Suiza, donde residía con su esposa Oona y le enterraron allí, en Corsier-sur-Vevey. Apenas unos meses después comienza la rocambolesca historia del robo de su cadáver por parte de unos secuestradores ineptos, que convertirían el cadáver de Chaplin en protagonista involuntario de una comedia con tintes de mal gusto.

Un secuestro post mortem

El relato comienza con una llamada de la policía suiza informando a Oona Chaplin, la viuda del actor, de la desaparición del ataúd del cineasta y una llamada de unos secuestradores a la casa de «Charlot» pidiendo seiscientos mil francos suizos de rescate por el cadáver. A cifras de hoy, estaríamos hablando de aproximadamente medio millón de euros.

Una viuda muy tranquila

La viuda de Chaplin mantuvo la calma y respondió a los secuestradores, siguiendo una lógica aplastante: ‘A Charles todo esto le habría parecido muy ridículo’, negándose a pagar cualquier rescate por el cadáver. Alegó, con toda la razón, que el legado de su marido no estaba en un cuerpo en descomposición, sino en sus películas y en su vida.

Una puja a la baja

Los secuestradores, atónitos y aparentemente necesitados de dinero, bajaron sus pretensiones económicas pensando que los Chaplin podrían no disponer de la cantidad que les exigían. Este detalle es sin duda un primer indicio, de que los ‘secuestradores’ no eran muy espabilados. Ante la continua negativa de pagar, los delincuentes comenzaron una especie de puja a la baja, hasta que finalmente pidieron cien mil dólares.

Teorías conspiranoicas sobre el robo del cadáver de Charles Chaplin

En los días y semanas siguientes hubo especulaciones delirantes, pero muy atractivas acerca de los secuestradores y las razones.  

La mentira extendida de que Chaplin era judío generó teorías del secuestro del cadáver por parte de un comando israelí, diciendo que el Mossad o algún loco suelto de los servicios de inteligencia, que los hay en todas partes, podía haber secuestrado sus restos, para que descansara en un cementerio judío. La teoría contraria al comando israelí era, la teoría del comando nazi. Según esta teoría eran los nostálgicos de Hitler quienes, indignados por la fantástica sátira que Chaplin había encarnado en «El Gran Dictador», habían secuestrado su cadáver con algún propósito incierto.

Trailer de la película «El gran dictador» | Vídeo en el canal «Turner Classic Movies»

Otras teorías hablaban de macabros y fanáticos admiradores que iban a construir un santuario secreto para adorar a su ídolo, o para enterrarlo en Inglaterra, su país natal y había unas cuantas teorías más, que incluían a grupos guerrilleros, inspirándose en el reciente secuestro de Aldo Moro.

La policía tiene un plan para rescatar el cadáver de Chaplin

Mientras la familia de Chaplin simplemente se negaba a pagar y continuó con su vida, la policía suiza estaba desesperada por encontrar el ataúd. Conjuntamente con Interpol elaboraron un perfil de los delincuentes y llegaron a la conclusión, de que básicamente buscaban a unos idiotas, como probaba el regateo interminable del rescate. Lo único que faltaba era cazarles y con ese fin pidieron a Oona que aceptara negociar, o simular negociar con los profanadores. Finalmente se concertó un intercambio. El día acordado el mayordomo salió al volante del Rolls Royce familiar, con un maletín que contenía el supuesto dinero del rescate. Aquel día, en el lugar de residencia de los Chaplin, había más policías de civil que habitantes.

Si hasta aquí la historia ya parece suficientemente rocambolesca, aquí viene un giro que podría haber salido de la pluma del mismísimo Chaplin. Aquella noche de primavera, el cartero del pueblo vio, y reconoció, el Rolls Royce de Chaplin. Pero al volante no iba el chófer sino un, para el cartero, desconocido mayordomo. Así que el concienzudo servidor público suizo se subió a su coche y persiguió el coche. La policía por su parte pensó, que quien iba persiguiendo el Rolls Royce era uno de los secuestradores y detuvieron al cartero. Para cuando se aclaró todo el lío, la operación policial se había ido al traste.

Escena de los patines en la película «Tiempos modernos» | Vídeo en el canal «Charlie Chaplin»

Otro intento de rescate

Los secuestradores seguían insistiendo, por lo que pronto surgió otra oportunidad. Los delincuentes acordaron que volverían a llamar el 17 de mayo a las 9.30 de la mañana, para concretar el intercambio. La zona en la que residía la familia Chaplin no era especialmente poblada. Además, en una época en la que no existían los teléfonos móviles, la policía suiza no tuvo mucho problema en poner vigilancia en las 200 cabinas telefónicas de la zona. A las 9.30 de la mañana del 17 de mayo detuvieron a Roman Wardas. Este era un polaco de 24 años y, poco después, a su cómplice, Gantscho Ganev, un búlgaro de 38, ambos mecánicos de coches.

Los delincuentes confesaron enseguida. Para su hazaña se habían inspirado en un caso italiano del robo de un cadáver, por el que se había pedido rescate y que había sido noticia en un diario local.

El siguiente objetivo de la policía era hallar el ataúd y cuerpo de Chaplin. Wardas y Ganev confesaron haberlo enterrado en un campo de trigo. Y con las indicaciones que dieron, la policía no tardó mucho en hallar la tumba todavía fresca en un campo que no era de trigo, como habían dicho los delincuentes, sino de maíz.

Ambos secuestradores fueron condenados: Wardas a 4 años de trabajos forzados y Ganev a 18 meses . Chaplin volvió al cementerio de Corsier-sur-Vevey el 23 de mayo de 1978 donde también descansan los restos de Oona O’Neill, que murió en 1991.

El giro final

El último toque de comedia en toda esta historia lo puso el dueño del campo de maíz donde Wardas y Ganev ocultaron durante 10 semanas el ataúd más buscado del mundo. El agricultor hizo colocar una placa de cemento que dice: ‘Aquí descansó Charles Chaplin. Brevemente’.

En ocasiones la realidad supera la ficción. Y el destino o el Karma o la providencia, o simplemente la serendipia, quiera añadirle un giro inesperado a la vida.

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Autoría del artículo

Maite Prado