Una muerte y muchos rumores

Thomas Ince y su misteriosa muerte

La misteriosa muerte de Thomas Ince

La muerte de Thomas Ince fue tan legendaria como los estudios cinematográficos que fundó y cuenta además con célebres secundarios como Charles Chaplin, Louella Parson o William Randolph Hearst.

¿Quién era Thomas Ince?

Nacido en el seno de una familia del mundo del espectáculo el 16 de noviembre de 1882 en Newport, Ince entró en el negocio familiar a los seis años actuando y cantando en funerales y bodas. Su padre, John «Pop» Ince, empezó como cómico de vodevil antes de convertirse en agente teatral. Su madre cantaba ópera cómica con el nombre artístico de Emma Brennan o Emma Jones. Ince debutó en Broadway a los 15 años, formó una compañía de vodevil, que no tuvo mucho éxito y a los 28 años comenzó a trabajar en una pequeña empresa cinematográfica independiente.

Aquella época estaba marcada por la pelea de la «Motion Pictures Patents Company» de Thomas Edison, que intentaba aplastar a los productores independientes con los derechos de su patente. Ince se fue con Mary Pickford a hacer películas a Cuba para eludir este problema.

Son los años en los que despegó la producción cinematográfica en California. En la costa oeste disponían de terrenos a precios asequibles para montar sus estudios y muchas productoras se trasladaron allí. Las películas que anhelaba hacer Thomas H. Ince, westerns y dramas de la Guerra Civil, solo se podían hacer en Hollywood. Con el fin de cumplir su sueño, Ince volvió de Cuba, pidió prestado un traje a un amigo y entró en las oficinas de la «New York Motion Picture Company», que había abierto recientemente un estudio en California y consiguió un trabajo allí. Él, su joven esposa Nell y un pequeño séquito se trasladaron a Edendale, California, a hacer películas.

Una vez instalado allí revolucionó la forma de hacer películas. Inventó el guion de rodaje y organizó los métodos de producción y puso al productor a cargo de la película en lugar del director . Además adquirió aprox. 2 km2 de terreno y creó el primer estudio cinematográfico, llamado «Inceville» con escenarios, oficinas, decorados, camerinos y una tienda.

Inceville

Ince contrató un espectáculo del salvaje Oeste con vaqueros, ganado e indios, que instalaron sus tipis en la propiedad. Al lado habia un falso paisaje suizo, un pueblo japonés, un asentamiento de puritanos, mansiones y casas de campo. Pero un incendio destruyó «Inceville» en 1915.

El protagonista de esta historia era un hombre inquieto y creó despúes de esto los estudios Triangle con D.W. Griffith, y también fundó los estudios en Culver City que se convertirían posteriormente en la «Metro Goldwyn Mayer«. Estos estudios siguen existiendo a día de hoy como Sony Picture Studios. Allí se filmaron clásicos como “Lo que el viento se llevó”, “King Kong”, “Lassie”, “Ciudadano Kane” o la película «E.T.».

Paramount, y después los problemas

Thomas Ince decidió vender al cabo de unos años su participación en estos estudios para fundar con Adolph Zukor «Paramount Pictures», pero también acabó abandonando este proyecto con el fin de crear su propio estudio. Thomas H. Ince realizó algunas películas memorables de cine mudo, como “Anna Christie” y “Human Wreckage”, pero fue perdiendo poder e influencia frente a los grandes estudios de la época.

En 1924 los rumores apuntaban a que Thomas Ince estaba al borde de la ruina y supuestamente quería llegar a un acuerdo con William Randolph Hearst, el magnate de la prensa y de los medios que retrató Orson Wells en «Ciudadano Kane«, para rescatar su fortuna.

La muerte de Thomas Ince

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El 16 de noviembre de 1924, día de su 42 cumpleaños, subió como invitado de honor a bordo del lujoso yate de Hearst, el «Oneida». Entre otros embarcaron también Chaplin, Marion Davies, la amante de Hearst, la periodista Louella Parson y un tal doctor Goodman.

Esa noche celebraron el cumpleaños con una cena y, según la versión oficial, Ince sufrió poco después una indigestión aguda. El Dr. Goodman diagnosticó, que Ince estaba extremadamente enfermo. Un taxi acuático lo llevó a tierra para subir a un tren con destino a Los Ángeles. Ince empeoró durante el trayecto y bajó con su acompañante, el Dr. Goodman, del tren en Del Mar.

Ince finalmente volvió a casa el 19 de noviembre donde murió ese mismo día. El certificado de defunción indicaba como causa de la muerte un fallo cardíaco.

Rumores, Rumores, Rumores

Sin embargo en los años siguientes proliferaron rumores, que cuentan una historia diferente. 

En 1927 Louella Parsons, la influyente y temida periodista del mundo del espectáculo de Hollywood, que había estado en el yate la noche de autos, dijo que W. R. Hearst le disparó en la cabeza a Thomas Ince por error. Contó que Hearst sospechaba que Marion Davies y Chaplin eran amantes. En aquel viaje los encontró en una situación comprometida y fue a buscar su arma. Ince, alarmado por los gritos de Davies, corrió a la escena y recibió el disparo fortuito destinado a Chaplin.

Una segunda versión afirmaba que Ince estaba en la cocina buscando algo para el dolor de estómago cuando entró Hearst y, confundiéndolo con Chaplin, le disparó.

Otra versión hablaba de una pelea por la pistola en la cubierta inferior entre varios pasajeros no identificados. Durante la disputa se disparó un tiro que atravesó la pared de madera y mató a Ince, que estaba en su camarote.

Lo que parecen tener en común estas versiones es que un disparo fortuito de W. R. Hearst, probablemente destinado a Chaplin, mató a Ince.

El secretario de Chaplin, Toraichi Kono, le contó a su esposa que había visto a Ince cuando llegaba a la costa con una herida de bala en la cabeza.

Finalmente, todas estas historias llegaron a oidos del fiscal de San Diego, que se vio obligado a iniciar una investigación. Tomó declaración al Dr. Goodman. Este explicó, que había tomado el tren hacia Los Ángeles junto con Ince. El estado de Ince empeoró y decidieron bajar del tren en Del Mar. Allí se registraron en un hotel y Goodman llamó a un doctor y a Nell Ince.

Goodman no aclaró si se trataba de un ataque al corazón o una indigestión. Simplemente dijo que había dejado el hotel antes de la llegada de la esposa del enfermo. Esta declaración fue suficiente para el fiscal, que cerró la investigación.

… y hablaron los implicados

Los rumores y las sospechas, sin embargo, continuaron extendiéndose entre la gente que había compartido el viaje fatídico aquel fin de semana de 1924.

Chaplin siempre negó haber estado allí. Insistió en que había visitado, con Hearst y Davies, al doliente Ince en esa semana. Según su relato Ince murió dos semanas después de su visita. El certificado de defunción confirma sin embargo que murió 48 horas después de haber abandonado el yate «Oneida».

Marion Davies también contribuyó al misterio. Ella nunca reconoció que Chaplin o Goodman estuvieran a bordo del «Oneida» ese fin de semana. Negó además que se encontrara allí Louella Parsons. Siempre insistió en que Nell Ince la llamó ese mismo lunes para informarla de la muerte de Ince. Esto es sin embargo imposible, ya que Ince falleció el martes.

Los rumores también apuntan a que William Randolph Hearst recompensó a Louella Parsons por su silencio encubridor. Ella era columnista de cine en Nueva York para uno de sus periódicos en la fecha del trágico viaje. Después del incidente el magnate le dio un contrato vitalicio a la periodista y amplió sus colaboraciones. Esto le abrió a Parson el camino a su legendario poder sobre Hollywood.

También se comentó que Hearst le entregó un fondo fiduciario a Nell Ince. Esto pudo haber sido en recompensa por no hacer una autopsia e incinerar de inmediato el cadáver.

D. W. Griffith solía decir: ‘Todo lo que hay que hacer para ver a Hearst ponerse blanco como un espectro es mencionar el nombre de Ince. Hay muchas cosas raras allí, pero Hearst es demasiado grande’.

En 2001 Peter Bogdanovich dirigió la película “El maullido del gato”, basándose en un misterioso escrito de la nieta de Hearst, Patty, sobre este incidente. El director manifestó haber oído esta versión del director Orson Welles que, a su vez, la escuchó del escritor Herman J. Mankiewicz. En 1996 Patty Hearst y Cordelia Frances Biddle publicaron también una novela basada en el incidente: “Murder at San Simeon”.

Autoría del artículo

Maite Prado